Monday, September 05, 2016

Australia, México y Brasil


Australia, México y Brasil

Xánath Caraza

Let us travel and bring together recent outstanding artistic accomplishments of Chicanas/os and Latinas/os around the world, from Australia to México to Brazil.

California State University, Northridge in Australia.  Days of the Dead: Living, Recalling Spirit and Ancestors
California State University, Northridge (CSUN) traveled to Australia this summer, June 20-July 7, to celebrate the Days of the Dead: Living, Recalling and Ancestors exhibit.  This exhibition was a living experiment of finding and sharing connections across the Pacific Ocean. Bringing together for the first time women artists from Australian Indigenous and US Chicana communities. This cross-cultural celebration invited the public to watch as the participating artists worked together to build bridges through shared creativity. The first week consisted of a one-week installation and collaboration between the artists followed by the opening.






The title of the exhibition represented this trans-Pacific dialogue.  ‘Days of the Dead’ is a ceremony of remembrance and connection to Chicana/o ancestors while ‘Living, Recalling Spirit and Ancestors” was intended to reflect upon Australian Indigenous perspectives on life and spirituality. The Artists were: Yreina D. Cervantez, Lara Medina, Martha E. Martinez, Kim Walmsley, Chris Kelly, and Robyn Heckenberg.  It was Curated by Alma Cervantes (US) and Megan Darr (Australia).  Congratulations to the participating CSUN professors and the Australian crew for this collaboration.  Following are some photos of the show in Australia.






Poesía en México: El juego del decir por Pablo Rodríguez

El hombre espera el día preciso, el momento para que la palabra deje de brincotear y al fin lo profundice, lo sacuda hasta que en el cúmulo del cerebro algo vibre. Y sí, la palabra es astro al esconder su estela de nuestra vista; y el hombre piensa que la observa, cree sentir la sobriedad de los ojos admirando a la mano que sostiene a la tinta que sostiene la letra que sostiene al poema; pero la palabra se esconde; interminable ciclo.

Somos sombra de palabra. Entonces, ¿cómo soltar aquella falsa presencia del poema?, ¿cómo desarticular la jugarreta de la actividad creadora? Tenemos que hablar. Porque si el poema así fue escrito, entre la lluvia del espíritu, así debe de ser escuchado. La poesía libera y traspasa los granos del tiempo. Sólo así ésta podrá superar lo inteligible y acariciar los nervios, implosionar en el pecho.

Sin embargo, ¿cuándo es hora de soltar al pájaro que al cantar en el pecho dejó un poema? El tiempo parece tan inexacto pero los desconocidos -que ahora somos nosotros- no pueden esperar. De esta forma, como faro al delimitar oscuridades, el verso que empieza a amplificarse nos convierte en seres con razón, hombres de palabra que soportan el arduo oficio de vivir. Creo yo que ese es el verdadero verbo, la respuesta que, entre tantos caminos y olvidos, nos hizo coincidir; y no sabíamos: para escribir necesitamos ser escritos.

         El pasado 29 de julio en el restaurante La Beata en Coatepec, Veracruz, México quisimos agarrar del infinito las diversificaciones del verso xalapeño. Fuimos doce personas -poetas, jaraneros, bailarines, actores, estudiantes- llenos de abstractos y conglomeraciones en la concatenación de nuestra experiencia. La muerte, el olvido, los colores, el amor, la responsabilidad social, el sueño, la soledad, la luz, el ruido y el diálogo transcurrieron a la par del público que, al azar, eligió el ritmo de la mañana poética.

El destino colocó primero a Natividad Blásquez y sus recuerdos de vidas pasadas, la maquinaria en su pecho sonó y el vuelo de las luciérnagas mensajeras fue inevitable; de inmediato fue mi turno y hablé sobre el poeta frente a la creación; como tercera participante, Karla Hernández, en una fusión de baile, poesía y música, nos condujo por los senderos introspectivos de unas manos al sentir progresivamente el movimiento.


La muestra artística apenas empezaba y Xánath Caraza dejó su voz y fuerza rítmica en la trasformación de la palabra “Paz”, en honor al poeta; en quinto lugar, Mariana Salas, con el seudónimo de Tetrástrofo Monorrimo Alejandrino, dio luz a la estrofa innombrable al decir que la cortesía es un acto vandálico; Dora Rivera, entre teatro y poesía, elevó a la tristeza como un nuevo género y enfrentó la dicotomía que nos hace ser: el odio y el amor.

 Ya a la mitad del evento, José García, mediante su construcción narrativa focalizada en los detalles precisos, expuso la impaciencia de la muerte por ser un moño negro en nuestra puerta; cuando el tiempo de las decimas se presentó, Socorro Gutiérrez recordó a la tierra primera, los amigos y la esperanza; las manos que nos acariciaron permitieron a Paula Busseniers pintar las tonalidades de cuatro colores a partir de cuatro diferentes lenguas.

El arte quería seguir hablando y Silvia Santos nos hacía amar la actividad partera y su río de sueño; secuencialmente, la espiritual Malena Flores escarbó la tierra breve del hombre y la armonía sonaba más fuerte; pero todo tiene que acabar, regresar como espiral hasta desvanecerse, fue así que David Córdova nos permitió observar el flujo amoroso del vaivén humano.


Aquella mañana, después del sol que derritió mosaicos, decidimos tirarnos en el palpitar de las hojas liberadas. Para nuestra sorpresa escuchábamos algo más que mentes repasando la sonoridad del viento; y aunque todo se estaba alejando, cada vez los pasos eran menos reconocibles, ese murmullo no cesaba. Quisimos ser realistas y pensar en un micrófono todavía prendido, en un dialogo a cientos de metros; pero lo cierto era que tal vez, sólo por mera casualidad, la poesía sacudía su polvo, lo guardado. Y nadie supo, pero en aquel día todas las personas le arrancamos un poco de vida a la palabra.

 


Pablo Rodríguez es estudiante de tercer semestre de la licenciatura en Letras Españolas en la Universidad Veracruzana, Xalapa, Veracruz, México.  Es poeta y organiza presentaciones de poesía.






Desde Brasil: Entrevista a Adriana Zapparoli

Adriana Zapparoli

Xánath Caraza (XC): ¿Quién es Adriana Zapparoli?

Adriana Zapparoli (AZ): Soy escritora, editora y traductora brasileña.



XC: ¿Quién o quiénes te introducen a la lectura?

AZ: João Guimarães Rosa y después Cortázar, Oliverio Girondo y José Koser.



XC: ¿Cómo comienza el quehacer poético para Adriana?

AZ:  son inspiraciones sueltas siempre escribí en mi ciudad natal Campiñas, São Paulo, Brasil en 1999 con un estilo experimental.



XC: ¿Tienes poemas favoritos de otros autores?

AZ: Son muchos…



XC: ¿Cómo es un día de creación literaria para Adriana?

AZ:  Escribo a veces sí, a veces no.



XC: ¿Cuándo sabes que un texto/poema está listo para ser leído? ¿Cómo has madurado como escritora/crítica literaria/poeta?

AZ:   A partir de 2002. Un texto debe estar listo cuando está bien trabajado: ritmo.



XC: ¿Qué tanto hay de Brasil en Adriana, en lo que escribes?

AZ:  Es todo y más, el mundo.



XC: ¿Cuál piensas que es tu papel como mujer y poeta? ¿Crees que hay alguna responsabilidad?

AZ: No creo en el género. Pero creo en estimular a las personas para mirar al mundo en sus muchas formas.



XC: ¿Pudieras comentar un poco sobre tu vida como editora?

AZ:  Estoy iniciando el trabajo como editora.



XC: ¿En qué proyectos estás trabajando ahora?

AZ: En la difusión de mis libros: Orquidea e Vasilisa (Lumme editor) y Heloísa em Vísceras (Córrego editorial)



XC: ¿Qué consejos tiene Adriana para otros poetas?

AZ: No creo en consejos y orientaciones. Prefiero mirar, mirar, mirar.



XC: ¿Hay algo más que quisieras compartir?

AZ:  La poesía y el arte siempre.


3 comments:

Rozana Gastaldi said...

Seu trabalho além das fronteiras brasileiras. Muito bom!

Xánath Caraza said...

Obrigada a Adriana Zapparoli por sua colaboração.

adriana zapparoli said...

Obrigada!